EL CHICLE: UN LEGADO VIVO DE LA CULTURA MAYA 🌿
Mucho antes de que el chicle llegara a ser un producto global, ya era parte de la vida cotidiana de los antiguos mayas. Este recurso natural, extraído del árbol de chicozapote* forma parte del vasto legado que esta civilización dejó al mundo.
Los mayas masticaban el chicle —conocido como sicté en lengua maya— con fines prácticos: para mantener limpia la boca, combatir el hambre entre comidas o durante ayunos ceremoniales. Más allá de su uso cotidiano, este producto también reflejaba el profundo conocimiento que tenían del entorno natural y su relación respetuosa con los árboles y los ciclos de la selva.
La técnica ancestral para extraer la resina del chicozapote consiste en realizar cortes en zig-zag sobre la corteza, permitiendo que el látex blanco fluya lentamente hasta la base del tronco. Luego, se hierve hasta que se reduce a una pasta espesa, que al enfriarse se solidifica y se mezcla con ingredientes naturales como jugo de caña y saborizantes tradicionales: yerbabuena, menta, canela o limón.
Este saber milenario sigue vivo en comunidades de la Península de Yucatán, donde el chicle natural continúa elaborándose de manera artesanal. En Mérida, puedes encontrarlo en el mercado “Lucas de Gálvez”, como una muestra auténtica de una tradición que ha perdurado a través de los siglos.